miércoles, 19 de febrero de 2014

Los elegidos por los Dioses. 26.

Es una imagen grotesca y desagradable, ver a Matt tan débil, tan frío e inerte me produce escalofríos. Kath no parece dar crédito a lo que ve, grita desconsoladamente mientras los médicos le sacan tubos, sondas y demás aparatos extraños.
No puedo verlo así, y noto que las lágrimas descienden desordenadamente por mis mejillas, Matt está interte. Se me parte el alma al verlo así.

-¡No se lo lleven! ¡Está vivo aún está vivo!-Grita Kath desconsoladamente.- No os lo llevéis...
-Kath, lo siento de verdad pero tu hermano ya no está.-Dice el doctor.
-¡Dejadlo, está vivo!

Un médico coge una jeringuilla y se la introduce en el brazo, poco a poco cesan sus gritos. Kath se queda dormida. Me intento calmar pero lo único en lo que puedo pensar es en Matt, fue la primera persona que conocí de este lugar, me salvó la vida y ahora está... Muerto. A causa de un fallo cardíaco. Un enfermero me indica que tengo que salir y solo quiero dormir. No quiero saber como estará Kath cuando despierte. Con amnesia, un hermano muerto y yo confundido entre Lea y Kath. No sé que más puede salir mal.

Llego a mi residencia y no hay nadie, los líderes me han concedido una semana de descanso por todo lo ocurrido. No quiero saber nada de nadie, solo quiero dormir.

Cuando me despierto el sol ya está en lo alto y se me pegan las sábanas, me despierto sudado y con un dolor de cabeza notable. He soñado con gritos, lágrimas y hospitales. No ha sido una buena noche.
Cojo ropa limpia y me voy a las duchas. Que suerte. Cuando termino, me doy cuenta de que no he traído la toalla. Viva mi inteligencia. Pero alguien toca la puerta, que coincidencia. Muy a mi pesar es Lea con una toalla blanca en el brazo.

-¿Qué haces tú aquí?-Digo con contundencia.
-Traerte una toalla, ¿No lo ves?
-Vale, gracias. Pero dámela y vete.
-No, hasta que salgas por tu propio pie. O eso o te expones a salir en pelotas por todo el edificio. ¿Qué prefieres? ¿Qué te vea yo o todo el mundo?
-Eres retorcida.
-Lo sé, pero eso es lo que te gusta de mi. Lo directa que soy ¿Verdad?
-Hablaremos sobre eso después. Ahora dame la toalla.
-Ya sabes lo que tienes que hacer.

Sin rodeos salgo con todo el cuerpo mojado y voy como una exhalación a por la toalla pero Lea se aparta en el momento justo.

-Vaya vaya, por fin conozco al Gran...Gran señor Campbell.
-Dame la toalla.
-Tú dame un beso.
-Esto no es justo.
-Lo que no es justo es que yo esté detrás tuya mientras tú le comes el culo a Kath cuando ella tiene amnesia y no siente lo mismo por ti. Ahora dame un beso o te quedas sin toalla  harás el ridículo...Bueno, casi.

Con una mezcla de ansia, rabia y excitación voy hacia ella y la beso. Nuestras lenguas se buscan la una a la otra, es un beso largo de los que te dejan con ganas de más ella sube sus manos hacia mis hombros, yo pongo mis manos en su cintura mientras nuestros labios se juntan una y otra vez.

-Así me gusta, y toma la toalla y póntela, aunque te la podrías poner sin manos seguro.