viernes, 9 de octubre de 2015

Ella.

Desde hace muchos años he tenido la suerte de convivir con ella, una persona excepcional, una persona que estoy seguro que daría la vida por mi. Me tuvo que aguantar durante nueve largos meses que derivaron en un dolor impresionante pero que según ella valieron la pena, tuvo que aguantar mis berrinches, mis gritos infantiles, mi cabezonería y cuando casi pierdo la vida. Después soportó y sigue soportando mis caprichos, aconsejándome sobre como ser una persona de provecho, alguien en la vida que cuando ella no esté sepa valerse por si solo. Y lo mejor no es que me diera la vida ese 27 de Mayo, lo mejor es que a día de hoy, 16 años después sigue dándome la vida, demostrándome que no estoy solo y que voy a tenerla siempre conmigo, dándome el cariño que solo una madre puede dar porque de no ser por ella, yo ya no estaría aquí escribiendo esto, y mucho menos sería quién soy ahora. Que me ha querido tal y como soy, con mis muchas virtudes y otros muchos defectos, nunca me ha juzgado y siempre me ha apoyado en todo, a pesar de que antes de que yo apareciera en su vida sufrió mucho, muchísimo y a pesar de todo ella supo afrontar sus dificultades y jamás flaqueó. Luchadora como la que más, un ejemplo a seguir. A pesar de que no soy un hijo modelo ella me ha soportado, me ha llorado y me ha corregido cuando lo ha tenido que hacer. Ni mil textos como este serían suficientes para demostrar el amor que tengo por ella pero si para enseñarle que si la valoro y la quiero como a la que más. Doy gracias a Dios por tenerla en mi vida y espero tenerla muchos años más, esto va para la que ha sido, es y será la mujer de mi vida, gracias mamá.

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