miércoles, 27 de noviembre de 2013

Los elegidos por los Dioses. 3.

Me despierto con la cabeza realmente adolorida. Recuerdo a Soran pegándome en la cara una y otra, y otra vez. Todo me da vueltas y tengo náuseas, de pronto veo a mi hermana por el rabillo del ojo y se acerca a mi con cautela.
-Eh, nenaza. ¿Estás bien? Hay que ver lo poco que has durado.
- Soran, cuando hablas me dan ganas de quedarme inconsciente otra vez.--Digo con desdén.
-En el fondo te mereces la paliza que te he dado.

Se va y de repente aparece Papá.

-Eick, levanta ya, tienes muchas cosas que hacer. Tómate algo y vienes al gimnasio, flojeras.
-Gracias por tus ánimos, Papá.
 Me lavo la cara y me despejo. He estado inconsciente por lo menos una hora. Así que bebo un vaso de agua y  corro hacia el gimnasio. Estamos todos y Papá nos ordena que nos pongamos en la cinta de correr.
Nos subimos a las máquinas y sin previo aviso enciende la cinta y está al máximo. Me tropiezo y hago movimientos extraños para no caerme al suelo y una vez consigo estabilizarme me pongo a correr lo máximo que puedo.
-Papá, Dios...Esto es horrible.--Exclama Soran entre jadeos.-- Por favor, déjanos parar.
- ¡No! ¿Cómo queréis superar las pruebas si sois lo más flojo qué he visto en toda mi vida? Y mira que he visto cosas...

Seguimos corriendo y de repente se apagan las cintas. Siento un gran alivio. Hemos estado una hora por lo menos en esas máquinas del infierno. Soran y yo vamos a la "cocina" y comemos.

-Bueno Eick. ¿Cuanto vas a durar cuando te enfrentes de nuevo conmigo? ¿Cinco golpes?
-5 golpes son los que te dieron cuando naciste. Así te has quedado.
-Mira, nenaza.--Responde furiosa.--Cuando vayamos al ring de nuevo voy a darte tal paliza que no vas a poder moverte en un mes.
-Lo que tú digas, lo que tú digas...

Subimos al ring, nos ponemos los guantes y rápidamente Soran salta hacia mi. Ruedo por el suelo y salgo airoso de esa situación. Contraataco con una patada en el lateral de su pierna, pierde el equilibrio y aprovecho para hacerla caer con una rápida patada en su otro pie. Está en el suelo y grita, dejo que se levante y seguimos luchando. Papá va anotando cosas en su libreta. No tengo ni idea de lo que escribe pero parece importante. El sudor me hace arder los ojos y noto un dolor agudo en el costado. Me retuerzo de dolor y Soran lanza su puño en dirección a mi cara. Lo esquivo en el último momento y cojo su muñeca y la retuerzo, grita algo que no entiendo. Es el momento, está gritando de dolor y decido darle el golpe de gracia un puñetazo con todas mis fuerzas directo a su nariz. Impacta de pleno en su cara un pequeño chorro de sangre me salpica la cara y veo a Soran gritando e incluso llorando de rabia y dolor. Parece que le he roto la nariz, la verdad es que no me siento mal. Ella me subestimó y le salió el tiro por la culata.
Cometió el error de menospreciarme y se la he devuelto con creces. Papá sube rápidamente al ring con un botiquín.
-Eick, vete a la zona de descanso. Yo cuidaré de tu hermana.--Me ordena.
-Vale.
-Nosotros iremos en un rato.

Me voy directo a la zona de descanso, veo un gran sofá. Me siento y al cabo de unos minutos me quedo dormido. Cuando despierto ya es casi de noche y veo a Soran con una especie de escayola en la nariz.
- Soran, ¿Te he roto la nariz?
-No te hagas ilusiones. Solo ha sido una pequeña fisura.

Papá llega a la sala y nos comunica que el entrenamiento por hoy ha terminado.

-Vámonos. Ya es suficiente por hoy, mañana a las siete os quiero levantados. Mañana toca entrenamiento Metk.

No hay comentarios:

Publicar un comentario