lunes, 7 de abril de 2014

Alma. Capítulo 2.

Se acaba Hell above justo cuando llego a la puerta de mi instituto,  y ya huele a porros, que raro. Los niños pijos que van de malotes no saben hacer otra cosa, solamente fuman para aparentar. Para ligar, lo que no saben es que se ven penosos. Entro por la puerta chocándome con todo el mundo, huele a sudor, colonia, espuma para el pelo... Y es un olor asqueroso, de verdad. No veo la hora de superar este angosto y largo pasillo repleto de gente hasta llegar a mi clase, es Jueves y eso no mejora las cosas. Porque el sábado hay una fiesta en casa de Carla, creo que de verdad es de las pocas que valen la pena de este instituto. Y ella me va a obligar a ir allí. No puedo decirle que no, su enfado sería similar al de una Diosa del Olimpo.


Por fin llego a clase y como de costumbre me siento en la penúltima fila justo entre Carla que está delante mía y Damián, el chulito de turno, un poligonero más que lo único que sabe hacer bien es tocar los cojones.

-Oye, bolli.-Dice Damián con desdén.-¿Qué tal estás?
-Si no me hablas estaré mejor que nunca, ¿queda claro?
-Mira, te relajas si no quieres que...
-¿Qué me vas a hacer tú? Asqueroso.
-Mira, me callo porque me das pena.
-En lugar de dar pena te tendrían quedar un pene, para que tengas la boca llena un rato, que sé que te gusta.
-¡A ver chicos, se acabó la discusión!-Interrumpe Maira, la Profesora de Ciencias sociales.-Comenzamos tema nuevo, mitología griega. Bien, ¿qué sabéis a cerca de este tema?
-Que la gente se aburría y creó la mitología.-Dice Fabián, otro perrito faldero de Damián.




La clase se me pasó volando, es la hora del patio y el sol previo a mediodía me da en plena cara, hace un día de verano y la verdad es que no lo he desaprovechado. Llevo mi camiseta de Paramore, mi gorra y unos pantalones cortos que dice Carla que me quedan fenomenal.
Siento un codazo en el costado y es Carla que me mira de forma extraña y lleva su mirada hacia Victoria, la verdad es que me llama la atención, parece tímida, y creo que nunca he tenido que insultarla al contrario que al resto de mi clase. He visto que Juan, un amigo mío habla bastante con ella y me da pena cuando se mete con su altura. Aunque lo haga de forma graciosa.


El sol le da de pleno en el pelo y lo vuelve rojizo, semejante al vino. Será teñido seguramente. Pero eso es lo de menos. De repente tengo ganas de hablarle pero por otro lado a lo mejor pasa de mi y no quiere hablarme, o directamente piensa lo mismo que el resto de la clase: Que soy una chica que solo trae problemas a los de su alrededor y que solo piensa en pegar y faltar el respeto a la gente. Pero como no soy de hablar sin saber no voy a decir nada.

-Alma.-Dice Carla.-Durante estas semanas me he fijado en que Victoria te echa unas cuantas miraditas eh.
-Serán alucinaciones tuyas.
-No creo que ponerse roja cada vez que la miras sean alucinaciones mías.
-A lo mejor le pasa eso con todo el mundo.
-A lo mejor quiere que tú seas el suyo.
-Por los Dioses, Carla. Eso es tan pasteloso que me han dado ganas de vomitar arcoiris.
-Háblale, tonta.
-Vale, vale.


Me siento nerviosa de repente y el corazón se me dispara y creo que me van a fallar las piernas...¿por qué? Si nunca hemos hablado directamente, no entiendo el porque de esta sensación. Cinco, cuatro pasos, tres escasos, dos, un paso...


-Hola, Vic.
-H-Hola, A-A-Alma.
-¿Por qué hablas así?-Pregunto en tono tranquilizador.
-P-Pues no lo sé, pero b-bueno. ¿Cómo estás?
-Muy bien. ¿Y tú?
-Bueno, más o menos.
-¿Por? ¿Se han metido los poligoneros estos contigo otra vez?
-No, no... Tranquilízate. Solo estoy agobiada por los exámenes y ahora que has venido tú pues se me ha
olvidado tod...-Se tpa la boca pero ya lo había dicho todo. Yo, sonrojada no sabía que decir.
-Eh...¿Te apetecería venir a la fiesta de Clara el sábado?
-Yo es que no soy muy de fiestas.
-Yo tampoco, pero es que tú y Clara sois las únicas que me caen bien de esa clase. Bueno y Juan pero el va a otra clase. Va, hazlo por mi.
-Vale, iré entonces. Bueno Alma, me tengo que ir, nos vemos mañana.
-Vale, hasta mañana.-Digo con una sonrisa sincera en mi rostro, la primera en mucho tiempo. El sol cae mientras la veo alejarse al final del patio.

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